El abastecimiento de gas ruso a Europa -sobre todo a Alemania, Francia, Italia y Austria- cayó el lunes cerca del 40% después de que Rusia cortara el domingo el aprovisionamiento de gas a Ucrania. La tarde de ayer lo han restablecido, además de suavizar el bloqueo contra Ucrania, a un día de la reunión que mantendrán los Estados miembros, la industria europea y la nueva Presidencia de la UE, Austria, para evaluar el conflicto.
04/01/2006
El comisario europeo de la Energía, Andris Piebalgs, no esconde su preocupación pero quita hierro al asunto: el suministro europeo para este invierno está garantizado; aunque el letón no excluye que de no gestionarse bien esta crisis pueda trascender al plano político. Por el momento, una intervención de la Unión Europea parece descartada, ya que prevalece la idea de que se trata de un problema entre dos empresas, Gazprom y Naftogaz. La mediación, pues, sólo tendría lugar a petición de las partes.
El mensaje de Piebalgs, reiterado ayer por el portavoz de la Comisión Europea, Johannes Laitenberger, es la respuesta a un desafío diplomático presentado por Moscú, que suministra el 50% del gas natural que se consume en la UE, al decidir cerrar el grifo del gas de Ucrania, principal país de tránsito para el aprovisionamiento energético de los Veinticinco. Este suministro "no peligra en ningún caso", asegura en una entrevista publicada hoy por el diario italiano "Il Sole 24 ore". Admite lo delicado del asunto, sí, en cuanto a que "recibimos gas de Rusia desde hace 40 años y no nos hemos enfrentado jamás a una situación de este tipo". Por esta razón también la experiencia acumulada por un país recientemente independizado de la antigua Unión Soviética no sirve de mucho.
Pero ahora lo que toca es analizar el papel que la UE debe desempeñar. La Comisión Europea, junto a los Estados miembros y las empresas del sector analizan hoy en detalle la crisis desatada. El objetivo es ver cómo se puede "garantizar la seguridad del suministro a medio y largo plazo". Siguiendo las recomendaciones de la reunión informal de jefes de Estado y de Gobierno, celebrada el pasado mes de octubre en Hampton Court (Reino Unido),
el Ejecutivo comunitario acelerará los trabajos para lograr una aproximación común de los Veinticinco sobre el mercado de la energía. Para ello, presentará un Libro Verde en el que propondrá medidas concretas antes del Consejo Europeo de Primavera.
La receta según Piebalgs
Más en general, según el ex ministro de Finanzas letón, la enésima crisis energética, de la que ya se resienten compañías suministradoras en Hungria, Austria, Eslovaquia, Rumanía, Polonia y Croacia, que dicen recibir menos del 40% del gas de lo habitual, debe servir para que la UE tome conciencia del problema que supone su dependencia externa de los hidrocarburos, que superará el 90% en 2030, y lo vulnerable que es la UE a los cortes de suministro de gas. ¿La receta? "Aumentar la eficiencia y ahorrar, invertir más en fuentes de energía renovables y encontrar un mix energético que incluya la nuclear, allí donde es políticamente aceptada, terminales para gas líquido y centrales con tecnología para el carbón limpio", explica el comisario.
Rusia ha cumplido, tal vez para proteger su reputación internacional, con lo prometido este domingo sobre restaurar el servicio a sus clientes europeos. Exige a Ucrania el pago de 230 dólares por mil metros cúbicos de gas para 2006, cantidad que supone una subida del 460%. La antigua república soviética, tránsito del 90% del gas ruso destinado a la UE, sólo está dispuesta a pagar 80 dólares. Gazprom ha asegurado que el conflicto con Ucrania sigue abierto y que el motivo de la disputa es comercial y no político. Acusa a Ucrania de robar gas en detrimento de los intereses de los consumidores europeos. Desde el Gobierno de Victor Yushenko se acusa a Vladimir Putin de querer desestabilizar un Ejecutivo más cercano a Europa que a Rusia.
"Aún no han sido explorados todos los caminos por Moscú y Kiev para llegar a un acuerdo: todavía pueden alcanzar un consenso razonable, basado en el contrato precedente", asegura Piebalgs. Opina que es factible encontrar un punto de equilibrio que pase por el ámbito comercial. En su opinión, Bruselas, debe continuar con acciones de "persuasión moral". A todo esto, mientras que Viena convocó al embajador ruso y a un representante de Ucrania para trasladarles la "preocupación de la Unión", el Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Javier Solana, mantenía contactos telefónicos con el ministro de Exteriores de Ucrania, Boris Tarasyuk, y con exponentes rusos para animar a las partes a volver a la mesa de negociaciones.
Dependencia diferenciada
Europa, que actualmente necesita del gas ruso para cubrir el 25% de su consumo, podría, según los expertos, utilizar esta crisis como trampolín para distanciarse de la dependencia rusa y buscar otras fuentes de abastecimiento vista la facilidad con la que Moscú recurre a su política energética para hacer "chantajes políticos". A corto plazo, la situación parece manejable, gracias a las reservas subterráneas de gas de Europa; pero la situación puede cambiar si la crisis se prolonga. Particularmente España no se ha visto afectada por este conflicto, ya que la mitad del gas que consume procede de Argelia, y el resto llega desde países como Nigeria, Libia, Qatar, Egipto o Noruega en barco. Desde la patronal española del sector, Sedigas, se apunta además una pronta resolución. "No creo que a Rusia le interese dañar sus relaciones con Europa", señala Joan Pons.
De los Quince, Holanda es el único país autosuficiente: cuenta con yacimientos en tierra y en la costa, que quiere aumentar, aunque para ello deberá hacer frente a las protestas de los ecologistas. Bélgica, como España, no importa gas ruso. Austria, que importa de Rusia el 59% del gas que consume, ha observado una reducción del 33%. Alemania, Francia e Italia, a la cabeza del ránking junto a Reino Unido, han experimentado igualmente bajadas
en el suministro, aunque defienden el muy relativo peso del gas ruso en sus países. En Reino Unido es, por otra parte, donde más se hace hincapié en el peligro del conflicto ruso-ucranio. En 2004 se convirtió en importador neto de gas, aunque el de procedencia rusa no llega al 2% del total consumido.
De entre los países del este, primeras víctimas del conflicto, en Hungría, donde el consumo de gas se eleva al 66%, se ha registrado una caída del suministro a la mitad de lo habitual, tras lo cual ha reducido en igual proporción el que ofrece a Serbia y Montenegro y Bosnia. Eslovaquia, que es totalmente dependiente de Rusia, ha registrado una bajada del 30% de sus partidas. Polonia, que se provee de gas ruso en un 42%, ha notado una bajada
del 50%. Rumanía, que importa un cuarto del gas que consume, ha constatado una bajada del 25% y Croacia, dependiente en un 40%, ha observado una bajada del 33%.
Fuente: Aquí Europa
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