En total, el año pasado se registraron 114 notificaciones por su presencia en el pescado y otros productos pesqueros, según los datos del sistema de alerta rápida para piensos y alimentos (RASFF, por sus siglas en inglés).

Las 114 notificaciones por mercurio superan los 96 avisos del año 2013 (un aumento del 19%). Las notificaciones incluyen alertas (intervenciones que obligan a retirar el producto de mercado), informaciones (hallazgos que no exigen la alerta, pues el producto no se llegó a distribuir) y retenciones en fronteras (detectados en los controles de entrada en un país).

Un hecho destacable es que la mitad de las notificaciones europeas (57) se debieron a productos de España, el principal exportador de pescado en el ámbito comunitario. También llama la atención que de esas 57 notificaciones españolas, 50 fueron levantadas en inspecciones en Italia.

Las concentraciones de mercurio detectadas alcanzaron valores máximos de 5,1 miligramos por kilo de pescado congelado en el caso del marrajo (Isurus oxyrhincus) procesado en España. Esta cifra supera con creces el nivel máximo permitido por la normativa comunitaria: 0,5 miligramos por kilo para los productos pesqueros en general, y de 1 miligramos/kg para grandes predadores (pez espada, atún, merlín...).

¿Y por qué la mitad de las notificaciones se han levantado en Italia y se refieren a pescado español? Francisco Ramos, de Ecologistas en Acción, apunta que la hipótesis más probable es que Italia, como es un gran país importador, esté especialmente sensibilizada y esté protegiendo más a sus consumidores tomando más muestras. También aclara que, de todas formas, "no sabemos cuántas han sido tomadas".

El sistema de alerta rápida, que advierte también sobre la presencia de otros metales pesados, se creó para localizar un alimento o pienso en el mercado que debe ser aislado o retirado para evitar riesgos a los consumidores. En total, el sistema detectó el año pasado 192 notificaciones por presencia de metales (incluyendo cadmio, plomo o arsénico y demás).

"El problema de la contaminación por mercurio es global y seguirá dando vueltas al planeta. Su evolución dependerá de la evolución de las fuentes generales de emisión", añade Ramos. Ecologistas en Acción reclama que España se sume a los países que se han adherido al Convenio de Minamata sobre el Mercurio, que aún no han entrado en vigor (pues ha sido firmado por 128 países, pero sólo ratificado por nueve y se requieren 55 países). Y alerta sobre los riesgos por no entrar en vigor.

El acuerdo prevé que las nuevas minas de mercurio queden prohibidas; obliga a cerrar las plantas de producción del sector del cloro y sosa en el 2025 (a no ser que cambien el modelo y prescindan del mercurio, algo a lo que se han comprometido de manera voluntaria las instalaciones europeas), y pretende poner fin a que este mercurio se venda o se reaproveche.

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