Aunque ya se conocía la relación entre la contaminación y las enfermedades cardiovasculares, poco se sabía de los mecanismos a través de los cuales las partículas del ambiente pueden originar estos problemas de salud. Un estudio, realizado en ratones, muestra que el aire contaminado obstruye las arterias y desarrolla hipertensión en los sujetos expuestos a ella.

Desde 1997, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos estableció el límite de cada persona a una exposición media anual de 15,2 microgramos por metro cúbico. Según diversas estimaciones, pequeñas partículas de polvo, hollín y humo dan lugar a 60.000 muertes prematuras cada año en los EEUU.

Investigadores de la Universidad de Nueva York, de Michigan y de la Escuela de Medicina del Monte Sinaí (las tres en EEUU) han llevado a cabo estudios para analizar el efecto de un nivel de contaminación ambiental situado en los límites permitidos sobre el organismo de animales propensos a desarrollar enfermedades cardiovasculares.

"Hemos establecido una relación causal entre la exposición a aire contaminado y la aterosclerosis", afirma Lung Chi Chen, principal autor de la investigación, publicada en 'Journal of American Medical Association'.

Los investigadores analizaron a 28 ratones que fueron divididos en dos grupos: unos tomaron una dieta normal y otros una alta en grasas. A lo largo de seis meses, la mitad de los roedores estuvieron expuestos a aire ambiental con partículas de menos de 2,5 micrones de diámetro (2,5 PM), el mismo nivel que el aire de la ciudad de Nueva York.

Pasado ese tiempo, se observó que los ratones expuestos a la contaminación estaban peor que los que respiraron aire sin contaminar. Para aclarar los motivos de ese empeoramiento, se midió la luz de la aorta de estos animales a través de una prueba de imagen de resonancia magnética para comprobar el nivel de aterosclerosis. Este trastorno consiste en un estrechamiento de los vasos sanguíneos debido a un acúmulo de grasa y da lugar a problemas cardiovasculares.

Obstrucción arterial e hipertensión

Lo que detectaron los investigadores fue que el calibre de las arterias de los animales expuestos a aire contaminado, pero con una dieta normal, estaba relleno en un 19,2% de placa de ateroma (depósitos de grasa), frente al 13,2% de los ratones que habían respirado aire limpio. Entre los roedores que habían consumido una dieta alta en grasas, aquellos expuestos a partículas de 2,5 PM tenían obstruidas sus arterias en un 41,5% frente al 26,2% de los que habían estado en un ambiente sin contaminar.

"Hemos encontrado que la exposición ambiental a relevantes concentraciones de partículas de 2,5 PM acelera la aterosclerosis", afirman los autores. También comprobaron que los ratones alimentados con una dieta alta en grasas y expuestos a polución eran más propensos a desarrollar hipertensión que los que respiraron aire libre de partículas.

Otra medida que evaluaron los investigadores fue el nivel de macrófagos, células del sistema inmune relacionadas con la inflamación vascular y que están involucradas en la aterosclerosis. El estudio reveló que los ratones expuestos a contaminación ambiental presentaron un marcado incremento en el nivel de estas sustancias en sus arterias.

"Es posible que una respuesta inflamatoria en el pulmón puede resultar en la activación de la cascada inflamatoria en la pared de los vasos y potenciar la aterogénesis", afirman los investigadores.

"Estos resultados sugieren que repetidos periodos de exposición a partículas ambientales, como la que se produce durante una hora de atasco, es capaz potencialmente de promover la progresión de aterosclerosis", a pesar de que ese nivel entra dentro de los límites establecidos.

"En conclusión, la exposición a partículas altera el tono vasomotor y potencia la aterosclerosis y la inflamación vascular", afirman los autores que aconsejan realizar estos resultados en personas.

  Fuente: El Mundo

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