Categories: Noticias Ambientales
      Date: nov  7, 2005
     Title: Medidas para combatir el cambio climático
Junto con las estrategias a nivel gubernamental, resulta posible gastar menos energía desde casa sin que baje la calidad de vida. Eso se traduce, a la postre, en menos emisiones de gases de invernadero a la atmósfera.

07/11/2005

Combatir el cambio climático más allá del protocolo de Kioto. ¿Es posible? En una reunión a principios de noviembre en Londres, y auspiciada por el primer ministro británico, Tony Blair, en la que intervinieron los ministros de la energía de una veintena de países, se reconocía que la reducción de las emisiones acordadas en Kioto causaban «preocupación y nerviosismo» en algunos dirigentes ante el temor del impacto en sus economías, según el diario «Independent».

Y sin embargo, la comunidad científica nos alerta de lo siguiente:

-Los diez años más cálidos han sido los de la década de los noventa.

-En el último siglo la temperatura global ha subido 0,6 grados centígrados, el cambio más drástico en los últimos 1.000 años en el hemisferio norte.

-Afirman que el nivel del mar subirá 88 centímetros en 2100, y amenazará a 100 millones de habitantes.

-Los afectados por las riadas ha subido de 7 millones en la década de los sesenta a 150 millones.

¿Qué hacer?

Blair se mostró convencido de que la solución vendrá «en parte, del sector privado y su desarrollo tecnológico y científico». En otras palabras, y por si acaso el clima nos jugase en el futuro una mala pasada, ¿cómo podemos reducir la cantidad de dióxido de carbono que echamos a la atmósfera? Cualquier cosa que hacemos, al encender la luz o coger el coche, implica quemar combustibles fósiles y más gases de invernadero.

«El mayor problema es que el petróleo, el gas y el carbón son muy baratos», dice Alan Robock, director adjunto del Centro para la Predicción Medioambiental de la Universidad de Rutgers (EE UU).

«Si se añadieran los impuestos acordes con el coste real medioambiental y militar derivado del uso de nuestros combustibles fósiles, el mercado se encargaría de bajar las emisiones». Drástico pero efectivo; si la gasolina sube, nos olvidaremos de llenar el depósito, y pensaremos dos veces si merece la pena coger el coche, Pero quizá la palabra clave es ahorro. «The Independent» propone algunas iniciativas muy interesantes, de las que nos hacemos aquí eco, aparte de sugerir, por nuestra parte, algunas otras.

Cortar las emisiones de CO2 una cantidad fija cada año. «Independent» le dice a Blair (y a cualquier otro país de la zona UE) que reduzca un 3 por ciento las emisiones anuales de dióxido de carbono, verificadas por organismos independientes. «Un análisis rápido indica que una reducción del 3 por ciento cada año bajaría las emisiones al 94 por ciento con respecto a los niveles de 2000», dice a LA RAZÓN Ron Neilson, bioclimatólogo del Departamento de Agricultura del Servicio Forestal de EE UU.

Pero, ¿a qué coste? Es muy difícil de cuantificar. Si EE UU hubiera firmado Kioto y tuviera que reducir sus emisiones a niveles de 1990, la factura de la luz de los norteamericanos subiría en 2015 entre el 32 y el 50 por ciento, según la Agencia de Protección Medioambiental de ese país. El PIB se reduciría un 0,8 por ciento, con una pérdida de empleo de un millón de trabajos. En 2020 los precios de la gasolina subirían un 33 por ciento y el del gas natural, un 20. Los partidarios de Kioto dicen que a la larga, el coste de no hacer nada será mayor.

En España, según la CEOE, el cumplimiento del protocolo (emitir sólo un 15 por ciento más que en 1990 para 2012) supondría una merma del 1 por ciento de PIB, unos 78.600 millones de euros. A corto plazo, según Medio Ambiente, el coste de 85 millones entre 2005 y 2007. La compra de las emisiones para cumplir los objetivos, según Pricewaterhouse, supondría 2.500 millones de euros al año para las empresas españolas.

Enterrar el CO2. Una opción (para los gobiernos, no los ciudadanos) es enterrar en el subsuelo cada tonelada de CO2 producida, preferentemente en depósitos salinos. Un cálculo del Departamento de Energía de EE UU (DOE) sugiere que un impuesto de diez dólares por tonelada de carbón emitido (y enterrado) podría reducir 29 millones de toneladas de carbono durante el primer año, lo que traería un beneficio de 143 millones de dólares anuales.

Conducir coches que no sean 4x4. Conducir un Toyoya Prius durante toda la vida del coche supone liberar 32 toneladas de CO2, pero un Sedan Chevvy Malibú produce 84 toneladas, y un Chevy suburban, 134 toneladas, según Brendal Bell, del Programa para la Energía y Medio Ambiente del Club Sierra, una veterana asociación conservacionista de EE UU. En este sentido, el gobernador Arnold Swarchzenegger quiere imponer una tasa de pocos centenares de dólares a los fabricantes de cada coche hecho en California (el estado con más coches y séptima economía mundial) para que reduzcan sus emisiones el 25 por ciento. Los coches europeos ahora son más eficientes.

A Ron Neilson, la iniciativa que sugiere «The Independent» de imponer 1.000 libras esterlinas a la hora de comprar un 4x4 le parece «una idea excelente», nos dice.

Cambiar las bombillas normales por las de larga duración. Tienen una vida media hasta 13 veces mayor, y ahorran hasta un 70 por ciento de luz. La pega, dice Alan Robbock, es que no funcionan bien con potenciómetros y conmutadores. Pero si cada español sustituyera una bombilla incandescente de 100 vatios por otra de bajo consumo de 20 vatios, se podría cerrar una central nuclear, según estudios energéticos de la Universidad de Berkeley, dice la compañía Osram en su pagina web. Una bombilla convencional equivale a quemar 137 litros de petróleo o 156 kilogramos de carbón. Sustituir una de 100 vatios por otra «verde» ahorraría media tonelada al año de CO2, dice el Centro Nacional de Educación Ambiental.

Colgar la ropa en los lavaderos en vez de usar secadoras. Una costumbre europea y española, no de EE UU, donde las viviendas, que consumen suponen un tercio de la energía, siguen con secadoras eléctricas. El uso de electrodomésticos «verdes» (con la etiqueta de bajo consumo energético) sería otra opción a tomar en cuenta.

Edificios «libres» de CO2. Poco desarrollado en España, a pesar del auge en la construcción. Logran entre un 50 y un 80 por ciento de ahorro de energía. Pero suelen ser un 15 por ciento más caros.

Energías renovables. Invertir cada vez más dinero en las energías renovables, aunque es un cuento que de tanto repetido suena a viejo. De acuerdo con un informe de «Scientific American», España y Alemania producen cada año y por separado 2.000 megavatios de electricidad gracias a los parques eólicos, y Europa espera conseguir hacia 2010 el 22 por ciento de su electricidad y el 12 por ciento de su energía a partir de renovables.

 

  Fuente: La Razón

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