Categories: Noticias Ambientales
      Date: nov  2, 2005
     Title: Conama hace balance de la contaminación atmosférica en Santiago de Chile
Se ha entregado el informe de la calidad del aire de la capital chilena. Al respecto, la directora ejecutiva de la Conama, Paulina Saball, expresó su satisfacción señalando que “Santiago, hoy, respira un aire más limpio”. La evidencia sería que durante el período invernal 2005 sólo se registraron cuatro alertas ambientales y tan sólo dos preemergencias, 50% menos que en 2004.

02/11/2005

Además, ello sería un gran logro, considerando que varias de las industrias tuvieron que operar con diesel como combustible debido a los recortes de gas natural proveniente de Argentina.

Según la autoridad ambiental, el éxito en la gestión de la calidad del aire responde a las medidas de fondo implementadas mediante el Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica, específicamente, al retiro de 2 mil 700 buses, la utilización de un diesel más limpio (50 ppm), la construcción y mejoramiento de 180 kilómetros de autopistas, la ampliación de la red del Metro capitalino, el programa de lavado y aspirado de calles, entre otras.

Sin embargo, esta es una percepción equívoca. No sólo no se consideró la situación de los habitantes de la zona norponiente, que estuvieron expuestos a niveles críticos de contaminación, sino que se tomó en cuenta sólo un contaminante -el material particulado- dentro de la evaluación, dejando fuera el ozono, que es igual o más perjudicial para la salud. Además, los actuales niveles de contaminación son superiores a las compromisos explícitos de la autoridad. La explicación principal de la caída de la contaminación se debe a las excepcionales condiciones meteorológicas que tuvo Santiago, con una alta frecuencia de sistemas frontales que trajeron lluvias y vientos favorables para la dispersión de contaminantes y se registra un superávit de lluvias de más de 50%, con relación con un año normal.

Asimismo, las medidas antes mencionadas, como el gas natural y el uso del convertidor catalítico, son tecnológicas y no ‘estructurales’, como señala la autoridad. No cabe duda que son necesarias y generan una mejora puntual en los índices de contaminación, pero no resuelven el problema de fondo. Con una población que supera los seis millones de habitantes, con un parque automotriz superior al millón de automóviles, con una creciente actividad económica y una considerable expansión territorial, los problemas no se resolverán sólo con medidas de este tipo.

Santiago requiere disminuir considerablemente su población y sus actuales niveles de actividad económica, así como reducir la creciente expansión horizontal de la ciudad y el consecuente distanciamiento entre los hogares y el trabajo. Sin embargo, en estos años se ha realizado lo contrario: la construcción de autopistas promueve el transporte privado, se ha desafectado el suelo agrícola, promoviendo la expansión territorial y el parque automotriz ha aumentado considerablemente. Los tratados de libre comercio desgravan la compra de vehículos. Con el crecimiento económico, y la baja del precio del dólar, todo indica que esto continuará.

Es hora de que las autoridades tengan conciencia de las características geográficas y meteorológicas, en especial el fenómeno de inversión térmica. La cuenca de la Región Metropolitana tiene límites en su capacidad de carga. Sin aplicar medidas estructurales que reconozcan esa realidad no se logrará disminuir la contaminación en el largo plazo. Posiblemente no habrá las preemergencias y emergencias de antaño, pero los niveles basales de contaminantes, tanto material particulado como de otros, se mantendrán, generando un enorme impacto sobre la salud de las personas. Es hora de que las autoridades dejen de engañarse y a nosotros también.

 

  Fuente: La Nación

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