Categories: Noticias Ambientales
      Date: oct 27, 2005
     Title: Una estación costera investigará el calentamiento global en Mediterráneo
El Mediterráneo es como un gran laboratorio perfecto para estudiar los signos del calentamiento global. Se cree que las temperaturas han subido un grado cada 25 años, y que el nivel del mar podría haberse incrementado en 17 centímetros durante el pasado siglo XX. De forma incomprensible, España no disponía de una estación costera de investigación hasta ahora.

27/10/2005

Con la inauguración de la estación del Faro de Cap Salines, en Palma de Mallorca, nuestro país, pone al fin un ojo de observador privilegiado en uno de los mares más frágiles del mundo.

La estación EIFCSS está en el centro de un tramo de costa de 35 kilómetros casi virgen. «Hasta ahora este tipo de estaciones sólo estaban en puertos por lo que lo que ocurría en las aguas estaba enmascarado por la contaminación local», dice Carlos Duarte, investigador principal del proyecto. Por su parte, el presidente del CSIC, Carlos Martínez, explicó que la única estación costera española hasta hoy está ubicada en la Antártida. Las instalaciones y el faro han sido reconvertidas en laboratorios oceanográficos gracias a aportaciones privadas como las de la Fundación BBVA, el CSIC, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (MEDEa) y la Universidad de las Islas Baleares, que completan un presupuesto total de más de 400.000 euros.

Alga sensible a los vertidos

Frente al faro, con el archipiélago de la Cabrera al fondo, pueden verse en las aguas cristalinas las praderas submarinas de la planta posidónea, que pueden crecer a profundidades de hasta 30 ó 40 metros. La posidónea funciona como un chivato de los cambios que sufre el Mediterráneo como consecuencia del calentamiento global.

«Responden de forma inequívoca -dice Duarte-, hemos observado un cinco por ciento de mortalidad anual. Eso quiere decir que en 10 años, desaparecerán el 50 por ciento de las praderas y que nuestros hijos o nietos no llegarán a conocer las posidóneas». Estas praderas son muy sensibles a la turbiedad de las aguas como consecuencia de los contaminantes que vertimos al agua y también al dióxido de carbono disuelto en ellas, que es como consecuencia del que expulsamos a la atmósfera. La estación se convertirá así en un observatorio mediterráneo del cambio global y ya hay en marcha más de una decena de proyectos de investigación. Consta de dos laboratorios, un aparato para registrar de forma continua la temperatura de la superficie del mar, y puede albergar hasta 12 científicos.

Entre los proyectos, destaca Duarte, resulta muy interesante saber cual es el papel de la atmósfera como vehículo activo para transportar los contaminantes a una zona como esta, aparentemente virgen. Por otro lado, otros proyectos estudiarán el papel que juegan las especies de planta invasoras, que están favorecidas por el calentamiento global y que desplazan a las autóctonas.

El acto inaugural estuvo encabezado por el presidente del Gobierno balear, Jaume Matas, el director del Cesic, Carlos Martínez y el presidente del BBVA, Francisco González.

  Fuente: La Razón

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