Categories: Noticias Ambientales
      Date: jun  1, 2005
     Title: Los planes de la Administración amenazan Kioto
El Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT) del Ministerio de Fomento amenaza el cumplimiento de los objetivos de Kioto.

PEIT amenaza Kioto

01/06/05- Madri+d

El Protocolo de Kioto compromete a los países que lo ratifican a reducir su emisión de gases de efecto invernadero (GEI) para evitar que interfieran de forma peligrosa en el sistema climático terrestre, para lo cual fija unas medidas de acción que pretenden contener dichas emisiones. El objetivo de tales actuaciones es lograr que en el año 2012, y a nivel mundial, el nivel de emisión de CO2, CH4 y N2O se encuentre un 5,2% por debajo de las cantidades producidas en 1990.

Con este objetivo, y para dar cumplimiento a la Directiva 96/61/CE, se ha puesto en marcha recientemente el Plan Nacional de Asignación de Emisiones (PNA), que afectará a las emisiones procedentes de 1066 instalaciones industriales durante el periodo 2005-2007.

Sin embargo, la Directiva no contempla las emisiones difusas, responsables en nuestro país cerca del 60% de los GEI, y que proceden de los sectores transporte y residencial que resultan ser dos grandes obstáculos para lograr los objetivos marcados por el Protocolo.

En este sentido, el recientemente anunciado Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT) del Ministerio de Fomento puede dificultar la consecución de esta meta como recogen gran parte de las alegaciones presentadas al mismo y reconoce el propio Consejo Asesor de Medio Ambiente (CAMA). Los 5.600 km de nuevas vías de alta capacidad previstas priorizan el uso de vehículos privados frente al transporte ferroviario, lo que contrasta con el hecho de que España es uno de los países europeos en los que el transporte de viajeros y mercancías por ferrocarril está menos desarrollado.

El sector energético contribuye en gran medida a la producción de GEI. Una parte significativa del incremento de emisiones del año en curso tiene su origen en la climatología especialmente adversa que estamos padeciendo, que se traduce en una mayor producción de las centrales térmicas y de ciclo combinado, productoras de CO2, en detrimento de las centrales hidroeléctricas. A pesar de sus detractores, una alternativa a esta situación consiste en potenciar el uso de la energía nuclear, libre de emisiones de gases contaminantes, hasta el punto que se ha llegado a vincular el cumplimiento de Kioto al mantenimiento de la inversión en nucleares. Se estima que una producción 63.000 GWh/año (24% del total producido) de origen nuclear evitaría la emisión de 60 millones de toneladas de CO2, a lo que se sumaría el hecho de que el coste de producción de la energía nuclear es aproximadamente un tercio del precio medio del mercado de generación, no está sujeto a las fluctuaciones de precios del petróleo ni depende de la climatología pero conlleva sus riesgos y exige una adecuada gestión de los residuos producidos.

Kioto conlleva además unas repercusiones económicas importantísimas, hasta el punto de que se ha dicho que el Protocolo "devasta el crecimiento económico mundial y limita ... el desarrollo económico". Esta faceta económica tiene su máxima representación en los Fondos de Carbono que permiten que los países puedan comprar o vender su cuota de emisión de gases, vendiendo sus excedentes, si consiguen reducir más de lo que tienen asignado, o comprando emisiones a terceros, si las sobrepasan. Mecanismo al que se ha acusado de favorecer a los países industrializados frente a los países en desarrollo y a las grandes empresas frente a las pymes, al transformar en producto comercial el "derecho" a contaminar y exigir costosas inversiones iniciales para poder participar en los fondos.

Las buenas prácticas procedentes de los sectores de Ingeniería y Construcción pueden paliar estos problemas. Una opinión desapasionada e imparcial, al margen de posicionamientos políticos, acerca de las soluciones técnicamente más adecuadas para satisfacer las demandas de la sociedad en materia de transporte, vivienda y energía permitiría, además, respetar todo tipo de condicionantes ambientales, incluidos los derivados del Protocolo de Kioto. Así por ejemplo, el uso de formaciones geológicas o repoblaciones forestales para que actúen como sumideros de CO2, las nuevas técnicas de valorización y aprovechamiento de residuos, el desarrollo de tecnologías de construcción sostenible y otras técnicas de gestión ambiental pueden contribuir a hacer compatibles el deseado desarrollo con los objetivos del Protocolo de Kioto. Su aplicación eficiente exige a las empresas de estos sectores inversiones en I+D+i para acotar de forma precisa sus posibilidades y limitaciones reales y los problemas de todo tipo que puedan conllevar con el fin de evitar que sean utilizadas para justificar situaciones fraudulentas.