Categories: Noticias Ambientales
      Date: sep 15, 2005
     Title: Sindicatos opinan que Gobierno apuesta por energía nuclear
El ajuste de industria abre la puerta a la energía nuclear

15/09/2005

Los sindicatos mineros, SOMA-FIA-UGT y la Federación Minerometalúrgica de CC OO, consideran que el amplio ajuste planteado por el Ministerio de Industria para el primer bienio del próximo plan (2006-2007) y las intenciones de Madrid de prolongar los recortes e incluso endurecerlos entre 2008 y 2012 esconde una apuesta velada del Gobierno por la energía nuclear. Así han opinado al menos durante las últimas semanas y en diversos foros los líderes de ambos sindicatos: José Ángel F. Villa, por el SOMA, y Maximino García, por CC OO.

Las centrales argumentan que el recorte que propone el equipo del cordobés José Montilla, con el cierre de aproximadamente diez explotaciones mineras en Asturias que conllevaría una destrucción de entre 2.000 y 2.500 puestos de trabajo, no es entendible desde criterios energéticos a no ser que esté previsto aumentar la generación de energía nuclear. Las sospechas se apoyan sobre unas recientes declaraciones de Montilla, recogidas por la agencia «Europa Press», en las que éste califica de «insensato» pensar en reducir actualmente la producción de energía nuclear.

No obstante, las intenciones de Industria sobre la configuración de la dieta energética nacional -el reparto de la producción según las materias primas- ofrecen variadas incógnitas. El Ministerio quiere impulsar la generación eléctrica a partir de fuentes renovables como la energía eólica, la solar o la biomasa, pero sin embargo reconoce que el sector de las renovables no crece como se esperaba y que será difícil alcanzar los niveles planteados por Europa para 2012.

Otro frente abierto por Madrid es la búsqueda de una mayor autonomía energética para evitar el alto grado de dependencia de la importación (casi el 80 por ciento de la energía que se consume en España cada año proviene de materias primas importadas) y para ello se estudia reducir la compra de gas y petróleo, que por otra parte están incrementando de forma preocupante sus precios. Además, gas y petróleo provienen de zonas políticamente inestables, con lo que no se garantiza la seguridad en el abastecimiento. A todo esto debe añadirse que la escasez de lluvias que se registra desde hace algunos años impide aprovechar las centrales de generación hidráulica, y también que el Protocolo de Kioto, diseñado para atajar las emisiones de CO2, castiga al carbón y al petróleo, principalmente. Teniendo en cuenta este marco y que en los momentos de mayor demanda energética, que suele coincidir las olas de calor veraniegas, suele escasear el agua y también el viento, los sindicatos consideran una equivocación prescindir del carbón y plantear duros recortes. La única solución que, a su juicio, parece factible para hacer frente a la demanda es la energía nuclear. Hay que tener en cuenta también que pese a los planes de ahorro y eficiencia energética que viene impulsando el Gobierno, el consumo de electricidad se ha duplicado en España.

El mejor ejemplo de la situación que definen los sindicatos pudo verse este mismo verano. Durante el pasado mes de julio se batieron varias veces los récords de consumo eléctrico. Esos días, el carbón fue la energía más utilizada para poder garantizar el suministro en el país ante la escasez de reservas hidráulicas y la parada de dos centrales nucleares. Según los datos de Red Eléctrica de España (REE), el pasado julio la demanda de energía eléctrica fue un 5, 5 por ciento superior a la del mismo mes del año anterior. El 21 de julio, debido a las altas temperaturas, la demanda instantánea de energía eléctrica registró un nuevo máximo de verano. Para hacer frente a ese consumo inusual, las eléctricas recurrieron sobre todo al carbón, que cubrió casi el 23 por ciento de la demanda. Las centrales de ciclo combinado pusieron el 22 por ciento de la demanda. El ciclo combinado gana terreno al carbón, pero a pesar de la puesta en marcha de diez centrales nuevas de gas durante 2004, su capacidad aún está por debajo de la térmicas de carbón, lo que queda más patente cuando hay necesidades excepcionales de energía.

Ante esta situación, los sindicatos no comprenden que Industria pretenda reducir a más de la mitad la presencia del carbón en la tarta que marca el reparto de la producción energética según la fuente (gas y fuel, ciclo combinado, nuclear, hidráulica, carbón o renovables). La intención del Gobierno es que la energía eléctrica producida en centrales térmicas de carbón suponga el 15 por ciento de la energía que se consume anualmente en el país. Esta cifra supondría reducir a la mitad la presencia del carbón en el mix energético nacional. Durante los últimos años, las centrales térmicas que queman mineral produjeron, según los informes anuales de REE, el 36 por ciento de la electricidad en España. El porcentaje está más o menos estabilizado desde el año 2000 pese al ajuste del sector carbonero nacional, que ha conllevado una fuerte caída de la producción, superior a los siete millones de toneladas. El carbón de importación ha servido para mantener las cotas de producción eléctrica con el mineral.

Sin embargo, dar prioridad a la importación no es tampoco la solución para las centrales. Por un lado, manifiestan que se aumenta la dependencia del exterior, y por otro, que con el incremento de los precios de los fletes, la importación tampoco conlleva importantes ahorros para las eléctricas.

Las centrales intuyen que la otra carta que se podría jugar es la energía nuclear. Fernández Villa lleva años advirtiendo del interés del lobby europeo de la energía nuclear, «que en su momento capitaneó Loyola de Palacio», por acabar con la moratoria que impide en varios países construir nuevas centrales nucleares. El ejemplo es Finlandia, que después de décadas está construyendo una nueva central. Pero la energía nuclear tampoco asegura la independencia energética de España, ya que en el país no hay plantas de enriquecimiento de uranio.
 

  Fuente: La Nueva España Digital

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