Categories: Noticias Ambientales
      Date: sep  1, 2018
     Title: La OMS abordará en un informe el impacto de la contaminación atmosférica en la salud infantil

Entre el 30 de octubre y el 1.º de noviembre, la OMS realizará en Ginebra una conferencia sobre la contaminación del aire y la salud. Además de solicitar a los gobiernos que presten atención a esta problemática y colocarla en la agenda del cambio climático, el organismo de Naciones Unidas dará a conocer un documento sobre calidad del aire y salud infantil.



"La contaminación atmosférica es responsable de siete millones de muertes prematuras al año. Este nuevo documento da recomendaciones concretas a los profesionales de la salud para que intervengan y accionen no solo en la salud pública, sino también en los consultorios –ámbito ideal para informar a las personas sobre cómo optimizar la calidad del aire dentro del hogar o tener menos contaminantes– y también para que desarrollen un esquema de trabajo en las ciudades con el mismo objetivo", detalla Lilian Corra, presidenta de la International Society of Doctors for the Environment (ISDE), una de las revisoras del informe.

Entre las normas que pueden aplicarse a nivel comunitario, están las mejoras de las viviendas, el transporte, los residuos y los sistemas de energía; y a nivel individual, el uso de combustibles más eficientes en la cocina o la utilización del transporte público o de bicicletas para los desplazamientos. Estas son solo algunos ejemplos de medidas que contribuirían a la reducción de contaminantes atmosféricos y del aire de los interiores, que "puede ser igual de mortífero", según la OMS.

Sobre el especial tema de la niñez, Corra asegura que "cuando los chicos están expuestos a una deficiente calidad de aire, sobre todo en los primeros diez años, que es cuando se desarrollan los pulmones, pueden tener problemas de por vida".

Un estudio integral

Este nuevo informe tiene como principal objetivo evaluar holísticamente qué inversiones deben realizarse para lograr la reducción de la "carga de enfermedad". Esta expresión remite al estudio de las principales enfermedades, de los lugares adónde mueren más personas e incluso a la mortalidad prematura, considerada cuando el ser humano no llega a la expectativa de vida esperada debido a causas diversas, entre las cuales se encuentran las ambientales.

Alrededor de 2015, la Organización de Naciones Unidas comenzó a analizar los problemas de salud relacionándolos con la pérdida de productividad, hecho que cambió la forma de pensar la salud pública e incorporó la investigación de los factores de riesgo más importantes en relación a las causas de enfermedad. "Creo que el principal cambio fue dejar de pensar que la gente se enferma porque sí, para centrarse en atacar los determinantes de la salud, para lo cual es indispensable evaluar las causas de esta carga de enfermedad", explica Corra.

Ya en 2016, la OMS junto a la Coalición del Clima y Aire limpio iniciaron la campaña "Respira la vida", cuya meta es concientizar y crear una red de ciudadanos, dirigentes y profesionales que impulsen cambios en sus comunidades.

Que la calidad del aire es un causal muy importante de enfermedades no es novedad. Siempre se supo que había una relación directa entre este problema ambiental –gases contaminantes y partículas que flotan en el aire– y el sistema respiratorio. Hasta hace poco tiempo se lo relacionaba con enfermedades como rinitis, sinusitis, otitis, bronquitis, neumonías o enfermedades respiratorias bajas, enfermedades infecciosas, cáncer de pulmón o asma. "Hablábamos de una carga de enfermedad que puede ser muy grave, hasta llegar a invalidar a las personas, e incluso mortal en el caso de la tercera edad o en los niños", afirma la especialista.

Lo novedoso a partir del documento presentado en 2015 es que empezaron a conocerse artículos científicos que vinculaban los contaminantes del aire con otro tipo de enfermedades. Se determinó, por ejemplo, una relación muy importante con la principal causa de muerte del adulto que son las enfermedades cardiovasculares y el derrame cerebral, provocados por unas partículas en suspensión muy pequeñas presentes en el aire que atraviesan el alvéolo, entran en la circulación y producen un efecto tóxico debido a la presencia de metales y químicos de distinta índole.

Corra sostiene que se descubrió que existe una relación entre la naturaleza de estas partículas con la hipertensión y la formación de ateromas (lesiones en las arterias), como en la ateroesclerosis, y el desarrollo de la hipertensión. "La hipertensión en sí misma –enfermedad crónica, invalidante y evolutiva– puede tener consecuencias como el derrame cerebral, y el ateroma contribuye al desarrollo de la enfermedad cardíaca obstructiva. En síntesis, hay una relación directísima entre la calidad del aire con las principales causas de muerte en los adultos".

Mejor prevenir que tratar

Sobre este aspecto pretende la OMS llamar la atención de los gobiernos para que actúen. Se destaca el efecto de las campañas de difusión y concientización, por ejemplo, en la enorme disminución en el consumo de tabaco en relación a las enfermedades pulmonares. "Es fundamental que estas campañas se realicen a través de las autoridades de Salud Pública, que son quienes deben estar convencidos de su necesidad, poner los esfuerzos en realizarlas y sostenerlas en el tiempo. Ya se ha comprobado que la gente responde: al disminuir el tabaquismo, disminuyeron las enfermedades crónicas, se gasta menos, hay menos gente invalidada que pierde días de trabajo y menos muertes prematuras. Así se mide la salud", sintetiza Corra.

Lo que no se tenía en cuenta es que enfermedades como el asma, que es crónica, o la hiperreactividad respiratoria son caras y requieren medicamentos de manera crónica. En la actualidad, un paciente puede costar entre dos y tres mil dólares anuales de acuerdo al tratamiento, sin contar internación ni otras complicaciones", asegura la especialista. Estas son proyecciones internacionales que dependen de factores diversos, como costo de los remedios de cada país y del acceso a la salud.

"Hay empresas que se dedican expresamente a asesorar a los ministerios de salud acerca de cuánto le cuesta cada enfermedad en los distintos niveles de atención, cálculo que muchos gobiernos desarrollados tienen en cuenta para poder planear sus presupuestos y poder elegir las acciones de prevención".

La calidad del aire varía según la actividad de cada lugar, los contaminantes presentes en la atmósfera y las variables meteorológicas como el frío, el calor, el viento o la lluvia, y puede conocerse a través de los informes aportados por estaciones de monitoreo. Son muchos los países que publican el índice de calidad de aire e incluso cuentan con aplicaciones que pueden bajarse a los teléfonos para saber qué tipo de actividad es posible realizar sin riesgo. Por ejemplo, el ozono que se encuentra a nivel de la superficie es muy irritante y en personas asmáticas puede disparar un ataque o afectar a alguien con insuficiencia respiratoria crónica.

"Cuando es muy alta la contaminación es necesario dar una alerta que puede ir desde indicarle a la población que permanezca en su casa –cuando hay cenizas volcánicas o un incendio muy importante, entre otros eventos–, suspender las clases o alertar acerca de lo inconveniente de realizar deportes al aire libre", señala Corra.

Según la OMS, debido al aumento de las ciudades que cuentan con estos datos "es factible perfeccionar las estimaciones sanitarias conexas"; y la buena nueva es que las soluciones existen.

Argentina

Sobre la situación de Argentina, la presidente de AAMMA (Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente) comenta que, en general, carecemos de datos y, como consecuencia de las escasas mediciones de automotores, industrias, fuentes fijas y móviles, el marco regulatorio es deficiente. "La Ciudad de Buenos Aires y la Cuenca Matanza Riachuelo, por ejemplo, tienen una especificación sobre los límites de contaminantes, pero para saber si cumplimos con la norma, deberíamos tener una red de monitoreo superior en número y calidad a las existentes. Estas, en general, no miden las partículas pequeñas que incluyen sulfatos, nitratos y hollín, contaminantes que penetran profundamente en los pulmones y el sistema cardiovascular, y que representan un grave riesgo para la salud", detalla la especialista.

"Creo que la meta de la OMS es decirles a los tomadores de decisiones que este es un grave problema de salud pública, incluso que se trata de uno de las cuestiones más serias de este momento. Urge cuidar a la población más vulnerable, pero también es fundamental invertir en tener adultos sanos y en que los niños no solo sean saludables, sino que puedan desarrollarse sin enfermedades crónicas. No conocer la carga ambiental de la calidad del aire que induce a las enfermedades más importantes que tenemos es no asumir la responsabilidad de la salud de las personas", asevera Corra. Y finaliza: "La salud pública no es solo vacunación, es también prevención. Si una persona se enferma porque otro no cumplió con su rol profesional, además de generar un daño personal y económico está mal administrando los recursos de salud. Estas son las principales razones por las cuales las Naciones Unidas están haciendo grandes esfuerzos para poner este tema en primera línea. No podemos hacernos los distraídos".

Leer noticia en fuente original: https://www.infobae.com/def/desarrollo/2018/09/01/contaminacion-del-aire-una-grave-amenaza-a-la-salud-de-los-ninos/