Categories: Noticias Ambientales
      Date: jun 20, 2005
     Title: Los Seguros preocupados por el Cambio Climático
Las incidencias climáticas cuestan a los seguros 88 millones al año y las compañías empiezan a tener en cuenta los posibles escenarios derivados de la llegada del cambio climático.

Cambio Climático y Seguros

20/06/2005

Los datos de las principales reaseguradoras y otras instituciones del seguro mundial indican que, en los últimos tiempos, la siniestralidad mundial relacionada con eventos climáticos ha experimentado un incremento en frecuencia e intensidad. Y este sector de negocio se prepara para los diversos escenarios posibles, todos ellos marcados por un incremento de las temperaturas y una alteración del régimen de lluvias que afectarán a ámbitos tan dispares como la agricultura, el aseguramiento por enfermedad o los riesgos del hogar, especialmente en las segundas residencias ubicadas en localidades costeras y, por ello, en zona de riesgo de subida del nivel del mar. En el caso concreto de España, un grupo de expertos ha realizado un estudio sectorial de la situación y ha presentado sus aportaciones al Ministerio de Medio Ambiente como parte del análisis gubernamental del impacto climático en España. El punto de partida, aun sin establecer relaciones de causa-efecto, es el marcado por un dato: en los 25 años comprendidos entre 1977 y 2002, los eventos adversos climáticos acaecidos en España han costado a las aseguradoras más de 2.000 millones de euros, distribuidos en casi 170.000 expedientes resueltos a lo largo y ancho de la geografía nacional. Unos 88 millones al año en compensaciones por, fundamentalmente, inundaciones.

Las indemnizaciones libradas se refieren a daños producidos por inundación, tempestad ciclónica atípica, embate de mar y otros fenómenos. El 80 por ciento de ellas compensa inundaciones. El 40 por ciento de las indemnizaciones por riesgos climáticos se concentran conjuntamente en la Comunidad Valenciana y el País Vasco.

Los expertos –coordinados por María Teresa Piserra, Alfonso Nájera y Roberto Lapieza– insisten en que no se pueden establecer cálculos fiables en el campo de los seguros en referencia a las variables del cambio climático, pero al mismo tiempo explican que, en España, como en el resto del mundo, las compañías de cobertura de riesgos están muy atentas a las diferentes prospectivas. El mejor ejemplo es el trabajo desarrollado en el ámbito agrícola por Agroseguro [pool constituido en 1980] para fijar mapas de riesgo de helada, inundación, pedrisco, sequía y viento para cultivos.

Algunas predicciones hablan de un incremento de medio grado en la temperatura por década y de una disminución media de precipitaciones del cinco por ciento.

En los análisis elaborados por Agroseguro se incluyen la probabilidad de ocurrencia (la peligrosidad) de eventos establecida por el Instituto Nacional de Meteorología junto con la experiencia siniestral del sector agrícola por comarca agraria. Las zonas calificadas como de alto riesgo son, en cuanto a las heladas, el interior de los dos tercios septentrionales de la Península. El mayor riesgo de inundaciones se concentra en la costa mediterránea y en algunos puntos del litoral cantábrico, especialmente en el Golfo de Vizcaya. En cuanto al granizo, Galicia es la zona más afectada. Andalucía y el Valle del Ebro son zonas de alto riesgo de sequía. En cuanto al viento, las costas atlántica y cantábrica, los Pirineos, la costa mediterránea andaluza, Zamora, salamanca y Valladolid.

Este mapa de riesgos se puede ver progresivamente modificado y la estrategia del sector de los seguros se articula en torno a diferentes opciones. En primer lugar, afrontar la cuestión como un asunto que no sólo atañe a las aseguradoras: el asegurado, las instancias públicas y las dinámicas de mercado deben incorporar los riesgos a los que pueda abocar el cambio climático como una regla del juego más. Por otro lado, la difusión social de una "nueva cultura aseguradora" que entienda este tipo de productos como un mecanismo de solidaridad y de prevención, elemento éste que debe reforzarse con apoyo a la investigación para poder predecir, prevenir e intervenir con eficacia ante el cambio climático.

Por supuesto, en todo este entramado surgirán modificaciones tarifarias –los expertos hablan ya claramente de "insuficiencia manifiesta de los precios"– y se asistirá a diversificaciones de fórmulas de reaseguro y transferencias de riesgos entre las zonas geográficas de mayor y menor peligrosidad ante un determinado factor.

 

Fuente: Diario de Sevilla