El origen de este acuerdo es una superación en 2016 del límite medio anual máximo de NO2 detectado en una de las cuatro estaciones de medición que hay instaladas en el término municipal de Bilbao. Fue en el equipo instalado en María Díaz de Haro, «y apenas se trató de un punto por encima del límite fijado por la normativa, aunque fue un toque de atención a tener en cuenta», ha recordado Arriola.
Aburto ha recordado los tiempos, «en los años 70 y 80 del siglo pasado, cuando Bilbao era una zona altamente contaminada. Aquello ya se ha superado», gracias a un ambicioso programa de regeneración «que empezó por la ría. Ahora contamos con una calidad del aire muy buena», lo que no es un impedimento «para intentar mejorarla aún más».
Aunque el convenio se acaba de firmar, «la primera fase del trabajo ya se está llevando a cabo» en Indautxu. Consiste en la recopilación de datos sobre la cartografía del entorno, como la anchura de las calles o la altura de los edificios; la meteorología y el tránsito de los vehículos. Con toda la información «se realizará el cálculo de los factores de emisión por tramos del tráfico circulante del barrio», que recogerá un cálculo de factores de emisión por cada tipo de vehículo, «la estimación del parque de vehículos y las intensidades medias diarias en las vías objeto de estudio; y el cálculo de la densidad de emisión lineal de cada calle».
El trabajo continuará con otras campañas de medición de calidad del aire en otros puntos de la ciudad. Tres serán nuevos, móviles y se sumarán a los ya existentes: Sarriko, Indautxu y Bilbao La Vieja. Arriola ha explicado que «el objetivo final de todo este trabajo es triple. Definir un modelo de calidad del aire de todo el término municipal de Bilbao, obtener los datos previos del efecto de las medidas que se probarían para mejorar esa calidad y desarrollar una metodología de trabajo que resulte exportable a cualquier municipio de Euskadi».
Aburto ha señalado, por su parte, que «en estos tiempos en que tanto hablamos de sinergias y de trabajo en red, es importante que el Gobierno vasco y el Ayuntamiento de Bilbao sumen fuerzas para vigilar la calidad del aire que respiramos», un asunto estrechamente vinculado «a la calidad de nuestro medio ambiente pero también a la salud de la ciudadanía».
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