Categories: Noticias Ambientales
      Date: mar 21, 2018
     Title: Las mediciones del impacto del intercambio de gases aire-mar podrían mejorar la predicciones climáticas

Los científicos investigaron la interacción entre el océano Índico tropical y la atmósfera para comprender mejor los desencadenantes del cambio climático.



Las trazas de gases, que van desde dióxido de carbono a vapor de agua, remiten a cualquiera de los gases menos comunes que se hallan en la atmósfera terrestre. Con todo, muchos de estos gases son responsables del efecto invernadero. Es fundamental entender cómo se ve afectada su composición química por los flujos aire-mar que implican transferencias de calor, masa y cantidades de movimiento entre la atmósfera y el océano.

Durante tres décadas, los científicos han estudiado la formación de las nubes y su efecto de doble filo en el incremento de las temperaturas. Las nubes enfrían el planeta porque reflejan la energía solar y la devuelven al espacio, pero también intensifican el calentamiento atrapando el calor y radiándolo otra vez hacia la Tierra. La comunidad científica se ha centrado en estos «procesos de retroalimentación» que, o bien aumentan (retroalimentación positiva), o bien debilitan (retroalimentación negativa) el efecto de los factores causantes del cambio climático, analizando un sistema complejo de múltiples variables. Sin embargo, todavía no se ha logrado cuantificar plenamente el impacto.

Para abordar esta cuestión y generar unas proyecciones más fiables sobre el cambio climático, un equipo de científicos, con el apoyo del proyecto financiado con fondos europeos STRATOCLIM, observó la región del océano Índico occidental tropical (WTIO, por sus siglas en inglés) durante el período de los monzones del verano.

En un artículo publicado en la revista Geophysical Research Letters, los científicos declararon que la región del WTIO durante el período de los monzones del verano es una de las mayores regiones del mundo emisoras de sulfuro de dimetilo (DMS) a la atmósfera. El DMS, que proviene del fitoplancton —diminutas plantas flotantes unicelulares que viven cerca de la superficie de los océanos— es la mayor fuente de sulfuro en la atmósfera. Para que se formen las nubes, el agua debe pasar de la fase gaseosa a la líquida. Para ello, se adhiere a pequeñas partículas del aire, conocidas como núcleos de condensación de nubes. Los aerosoles de sulfuro, que se forman a partir del DMS, sirven para permitir que el vapor de agua se condense alrededor suyo.

Resumiendo sus hallazgos, los investigadores dijeron que las trazas de gases en los flujos aire-mar y su transformación en aerosoles y núcleos de condensación de nubes pueden ser fundamentales para la formación de las nubes en el entorno marino. «Las nubes y los aerosoles ejercen una influencia importante en el equilibrio radiativo de la Tierra», añadieron.

Utilizaron DMS medido directamente como una variable en su modelo cuantitativo y lo correlacionaron, así como los flujos de isopreno y de sal marina, con las cifras de aerosoles obtenidas por satélite en toda la región del WTIO durante los monzones del verano. Los aerosoles son pequeñas partículas o gotitas de líquido de la atmósfera que pueden absorber o reflejar la luz solar según su composición. El isopreno es uno de los principales hidrocarburos que se emiten a la atmósfera a través de la vegetación y los océanos.

El equipo concluyó: «A pesar de que sabemos que los resultados de la correlación no siempre implican causalidad, el conjunto de los resultados respalda la idea de que las trazas de gases biogénicas de origen marino, así como la sal marina, influyen en las propiedades de los aerosoles a escala regional».

El proyecto en curso STRATOCLIM (Stratospheric and upper tropospheric processes for better climate predictions) tiene por objeto mejorar la comprensión de los procesos microfísicos, químicos y dinámicos que determinan la composición de la troposfera superior y la estratosfera, y cómo estos procesos se verán afectados por el cambio climático. Los científicos esperan utilizar los modelos climáticos mejorados para hacer predicciones más sólidas y precisas sobre el clima de la superficie y el ozono estratosférico, ambas con el fin de proteger la vida en la Tierra.

Leer noticia en fuente original: https://cordis.europa.eu/news/rcn/129026_es.html