Tal es la situación que en mayo de 2014 se llevó a cabo un informe medioambiental sobre la calidad del aire remitido a la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía junto con un escrito en el que solicitaban expresamente la consideración del informe y la adopción de medidas preventivas para el control de las emisiones. A día de hoy, aún no se les ha facilitado ningún tipo de solución.
El foco de emisión parece situarse en la zona de almacenamiento exterior de la instalación por lo que la manipulación de los materiales al aire libre es lo que provoca la dispersión de las partículas de polvo. Los trabajadores han manifestado tener problemas de salud relacionados con la inhalación de estas partículas como tos, dolor de garganta o mucosidad; enrojecimiento y sequedad cutánea y quemaduras oculares. El informe señala que estos efectos pueden aumentar la posibilidad de padecer enfermedades como asma, bronquitis o neumonía. Por todo ello, solicitan la paralización de la actividad de las instalaciones hasta que se lleven a cabo medidas de contención como el cerramiento total de la instalación o la construcción de pantallas de protección que eviten la dispersión de las partículas de polvo a consecuencia del viento. Además reclaman que las zonas afectadas como las que se aprecian en las fotografías se sometan a una limpieza y baldeo en profundidad.
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