Categories: Noticias Ambientales
      Date: jun 26, 2017
     Title: Estudio: Humedales, permafrost y cambio climático

El monitoreo de los cambios en humedales en las regiones donde se está descongelando el permafrost debería estar a la vanguardia de los esfuerzos para predecir las tasas futuras de cambio climático.



Una nueva investigación subraya que el permafrost --terreno congelado-- contiene enormes cantidades de carbono que puede liberarse a la atmósfera a medida que el clima se calienta y estos suelos se descongelan.

En este sentido, parece críticamente importante saber dónde está ocurriendo el deshielo y cuánto carbono se queda al descubierto. Sin embargo, un nuevo estudio dice que los efectos del deshielo en la liberación del poderoso gas de efecto invernadero, el metano, pueden predecirse mejor al monitorear los cambios en el área de los humedales en lugar de investigar cuánto carbono queda al aire.

El deshielo del permafrost es causado por el cambio del clima que calienta las altas latitudes septentrionales más rápidamente que en cualquier otro lugar de la tierra. La liberación de carbono del permafrost a la atmósfera podría acelerar las tasas de cambio climático, con algunas estimaciones que sugieren que las potenciales tasas de liberación podrían rivalizar con las de la deforestación tropical. Si incluso una pequeña proporción de carbono se libera en forma de metano, un gas de efecto invernadero más potente que el dióxido de carbono, entonces la retroalimentación se vuelve aún más significativa.

Hay alrededor de un millón de kilómetros cuadrados de turberas en la Tierra y almacenan aproximadamente el 20 por ciento del stock total de carbono en el permafrost que se pronostica que se descongelará este siglo. La velocidad a la que podrían descomponerse los suelos orgánicos congelados es hasta cinco veces mayor que los suelos minerales congelados y las turberas están desproporcionadamente expuestas al deshielo, las mismas condiciones que promueven la liberación de metano.

El nuevo estudio, publicado en 'Nature Climate Change', midió las tasas de producción de metano de descongelación de las turberas en la región boreal del norte de Canadá. El deshielo del permafrost en estos ecosistemas resulta en la formación de humedales que pueden ser fuentes importantes de metano. Sin embargo, contrariamente a lo que se esperaba, se demostró que muy poco metano liberado se derivaba de la descomposición de material vegetal antiguo que se almacenaba previamente en el permafrost.

METANO POR LA DESCOMPOSICIÓN DE VEGETACIÓN DE HUMEDALES

De hecho, los investigadores de la Universidad de Exeter, de la Universidad de Sussex, de la Universidad de Sheffield, de la Universidad de Edimburgo y de 'Natural Environment Research Council' (NERC) 'Radiocarbon Facility', en Reino Unido, y del Servicio Geológico de los Territorios del Noroeste, el Servicio Geológico de Canadá y la Universidad de Ottawa en Canadá, descubrieron que las grandes cantidades de metano que se producen resultaron de la descomposición de nueva materia orgánica derivada de la vegetación que colonizó estos humedales después del descongelamiento del permafrost.

"Hemos encontrado que los efectos del deshielo del permafrost en la liberación de metano de las turberas del norte pueden ser impulsados más por los cambios en la extensión de los humedales, que por el metano producido desde la tierra por la descomposición de la materia orgánica previamente congelada", agrega en un comunicado el doctor Iain Hartley, del Colegio de Ciencias Ambientales y de la Vida de la Universidad de Exeter, en Reino Unido.

"Para identificar los factores más importantes que controlan los efectos del deshielo del permafrost en los flujos de metano, es realmente importante entender cuál es la principal fuente del metano que se está liberando. En las turberas que estudiamos, la contribución limitada del carbono previamente congelado a los flujos de metano nos dice que la dinámica de la superficie de agua superficial y la productividad de la vegetación actual es probable que sea la clave para impulsar los flujos en estos sistemas --añade--. Por esta razón, necesitamos mejorar nuestras capacidades para monitorear y predecir futuros cambios en la extensión de los humedales".

El profesor Mathew Williams, de la Escuela de Geociencias de la Universidad de Edimburgo y líder del proyecto en su conjunto, agrega que "existen oportunidades de desarrollar satélites para monitorear la extensión de los humedales y sus cambios a lo largo del tiempo. Sin embargo, predecir la localización y los tiempos de descongelación en regiones de permafrost --y de ahí el desarrollo de humedales-- sigue siendo un desafío". "La descongelación está ligada al aumento de las temperaturas, pero debido a que la vegetación y los suelos aíslan el permafrost, las predicciones también tienen que tener en cuenta los efectos del cambio climático en la vegetación", concluye.

El profesor Julian Murton, de la Universidad de Sussex, apunta: "El sistema de vegetación permafrost-suelo-vegetación es complejo y sensible al cambio climático y medioambiental. Como se espera que el calentamiento de las regiones de bosques de alta latitud y tundra continúe en el siglo XXI, se prevé un permafrost casi superficial y rico en hielo, lo que a su vez provocará cambios ecológicos y biogeoquímicos que influyen en el clima y en el cambio ambiental. Algunas áreas del permafrost se humedecerán en la superficie y otras más se secarán. La distinción entre estas áreas es importante para modelar las emisiones de gases de efecto invernadero".

Leer noticia en fuente original: http://www.europapress.es/ciencia/habitat-y-clima/noticia-monitorizar-humedales-predecir-tasa-cambio-climatico-20170626180918.html