En junio de 2016, el Ayuntamiento eibarrés solicitó una unidad móvil para realizar unas mediciones de calidad del aire en el municipio, con motivo de la puesta en marcha de una red de caminos saludables que trataba de recorrer, de punta a punta, el municipio. Para ello se planteó analizar dos entornos urbanos. Una primera campaña testearía una calle con tráfico, en la Plaza Unzaga, y otra campaña lo haría en Urkizu.
A lo largo de 51 días se llevaron a cabo labores de muestreo en Unzaga. «Tras su finalización, la campaña quedó interrumpida porque el equipo de trabajo que llevaba a cabo la recogida de datos tuvo que marchar al municipio de Güeñes, en Bizkaia, en donde se había detectado algún problema grave y que podría inducir problemas a la población», señaló ayer el alcalde Miguel de los Toyos. No obstante, en vista que los índices que se habían comprobado en Unzaga no eran preocupantes se decidió que «una vez resuelto el problema de Güeñes no se volviera a utilizar la furgoneta móvil para proseguir el estudio en Urkizu, ya que los índices no iban a variar por estar ambos puntos en zonas similares de la trama urbana», explicó De los Toyos.
Los parámetros principales sujetos a estudio fueron los de ver los índices de monóxido de carbono, dióxido de azufre, ozono, óxidos de nitrógeno, junto a partidas sólidas.
El propio informe incidía en que «se puede considerar que las calles de Eibar son de tipo cañón cerrado, es decir con edificios de bastante altura a ambos lados. Este tipo de calle produce una menor dispersión de contaminantes». Junto a ello, las condiciones de dirección y velocidad de viento durante la campaña fueron bajas. También se comprobó que la dispersión de los contaminantes que se emiten a la atmósfera no es constante a lo largo de las 24 horas del día. Cuando se mide a tiempo real es posible identificar las horas donde hay más niveles de contaminación. Así, se hizo posible identificar un perfil de ciclo diario donde, durante las primeras horas, los niveles era bajos, para pasar a un aumento notable entre las 6.00 y las 9.00, aunque con variaciones, y un descenso suave en las horas del mediodía y de nuevo un ascenso entre las 17.00 y 20.00, tras lo cual, los niveles vuelven a descender durante las ultimas horas de la noche. Este perfil suele concordar con el aumento del tránsito vehicular debido a la actividad en las zonas urbanas (jornada laboral, colegios, actividad comercial, etc...).
No obstante, en las conclusiones se incide en que la concentración media de partículas, sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen, dispersas en la atmósfera, estaba ligeramente por encima de los rangos que se miden en estaciones urbanas del conjunto de la Comunidad Autónoma. Junto a ello la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), uno de los grandes contaminantes, estaba por encima de los rangos que se miden en otros estudios. Junto a ello, la configuración de nuestras calles impide la dispersión de los contaminantes. El caso es que las concentraciones de NO2 y partículas disminuyen los fines de semana, respectivamente, un 40% y un 33%.
No obstante, si atendemos a la clasificación de índice de calidad del aire del conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca su índice es bueno; entre tres niveles, muy bueno, el señalado como bueno y mejorable, pero si nos fijamos en los fines de semana se puede observar su calificación que era de «muy buena».
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