Categories: Noticias Ambientales
      Date: nov 20, 2016
     Title: Cambio Climático: La sombra de Trump condicionó la COP22 de Marrakech

La cumbre de Naciones Unidas para el cambio climático que se ha celebrado durante dos semanas en Marrakech se ha cerrado con unos resultados más modestos de lo que se esperaba. Pocos confían en que se ponga en marcha el programa de trabajo acordado, cuyo objetivo es detener el aumento de la temperatura del planeta.



El escepticismo rayano en el desprecio que Donald Trump ha manifestado por el cambio climático, al que ha calificado de "cuento chino", desactivó la voluntad del resto de países de pasar a la aplicación de políticas enérgicas para frenar el calentamiento global. Si cuando tome posesión de su cargo el nuevo presidente de EEUU decide retirar su firma del Acuerdo de París, éste se convertirá automáticamente en papel mojado.

Los representantes de más de 200 países reunidos en la ciudad marroquí se han comprometido a seguir trabajando hasta 2020, fecha en la que entrará en vigor el Acuerdo de París en sustitución del Protocolo de Kioto. El nuevo compromiso tiene como objetivo mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los dos grados con respecto a los niveles preindustriales e incluso intentar limitar ese aumento a 1,5 grados, aunque la ONU eleva hasta 3,4º el riesgo de calentamiento extrapolando las tendencia actuales. De la misma forma, el pacto prevé seguir alimentando el Fondo de Adaptación -una partida destinada a la financiación climática y a compensar a los países que apliquen recortes en las emisiones de gases de efecto invernadero- para que en 2020 se alcance la cifra de 100.000 millones de dólares anuales. Actualmente hay movilizados 67.000 millones de financiación pública, siendo la UE el mayor contribuyente con 17.600 millones.

En los últimos años los ciudadanos han tomado conciencia de la urgencia de tomar medidas drásticas antes de que sea demasiado tarde. Cada vez son menos las visiones que se obcecan en negar una realidad incuestionable de la que existen numerosas evidencias. Por eso sería una enorme decepción para la comunidad internacional que EEUU, uno de los países que más gases de efecto invernadero emite en todo el planeta, diese la espalda a la iniciativa de París y no acometiese la paulatina renovación de su sistema productivo, al igual que el resto de países firmantes.

En la actualidad, la quema de combustibles fósiles supone la principal fuente de energía destinada a la industria, el consumo y los transportes. Son los propios países los que deben impulsar un cambio en dos direcciones: el primero, destinado a dar mayor protagonismo a las energías renovables y a la investigación en nuevos carburantes de origen vegetal. Y en segundo lugar, a incrementar la investigación en tecnologías energéticamente más eficientes que permitan ofrecer bienes y servicios utilizando una menor cantidad de energía.

La comunidad internacional, por tanto, debe ser tajante en la aplicación del calendario de aquí a 2020 y seguir ejerciendo presión sobre EEUU, China e India, los tres principales países responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, ha de pasarse cuanto antes de las declaraciones políticas a los hechos y convertir en proyectos reales con inversión pública y privada las iniciativas para acabar con unas prácticas que amenazan con poner en riesgo la salud del planeta y el sistema económico mundial. En ello nos va la prosperidad futura.

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