Categories: Noticias Ambientales
      Date: nov 20, 2016
     Title: Asturias: 20 de los 23 registros de contaminación en Avilés descienden desde el 2004

El mes de noviembre comenzó en Avilés con la declaración de la situación de prealerta por los altos niveles de contaminación, en concreto la superación durante más de tres días consecutivos de los niveles permitidos para las partículas en suspensión PM 10. La imagen de la ciudad como uno de los lugares más contaminados de España se extendió por todo el país.



Sin embargo, más allá de fenómenos puntuales, en este caso atribuidos a una inversión térmica que evitaba la dispersión de las partículas en suspensión, ¿cómo es la calidad del aire en la ciudad? Es una pregunta compleja de responder, toda vez que el aire no se encuentra estático y que, en su movimiento, entran y salen sustancias microscópicas de manera constante.

Sin embargo, los datos de la red de estación de medición del Principado de Asturias ofrecen una imagen completa y que demuestra que, al menos desde 2004, la calidad del aire en la ciudad ha mejorado. Así, viendo la evolución de los 23 parámetros en las cuatro estaciones existentes en la ciudad se confirma la reducción de veinte de ellos, una tendencia que, en muchos casos, coloca a los contaminantes muy por debajo de los niveles exigidos por la legislación y que, en varios casos, llegan a situarse en los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud o muy cerca.

Es el resultado de un análisis elaborado por este diario con las medias anuales de las estaciones del Principado de Asturias y que son de acceso público en la web Asturias.es

Cierto es que el punto de partida no es malo. En 2004, los principales problemas eran el dióxido de nitrógeno (NO2), el dióxido de azufre (SO2) y las partículas en suspensión mayores de 10 microgramos (PM10). Once años después, tan sólo la última se encuentran en la lista negra. De igual manera no se puede olvidar que existen incidencias ocasionales, momentos críticos con superaciones de las medias diarias permitidas (no los registros horarios) y que obligan a mantener el esfuerzo en la lucha contra la polución.

Las cuatro estaciones existentes en la ciudad responden al carácter pionero de Avilés en la lucha contra la contaminación. En análisis encargados por el Ministerio de Medio Ambiente al investigador Xavier Querol para estudiar la evolución y naturaleza de las partículas en suspensión en España se selecciona la estación de la plaza de La Guitarra como la más representativa de la calidad del aire de la ciudad. En ella se recogen las emisiones del tráfico, pero también de la actividad industrial, e influye la costa.

La estación del Matadero contribuye a la vigilancia de Asturiana de Zinc y el análisis de las medidas aplicadas del puerto de Avilés. Apartada de zonas residenciales, es muy castigada por su proximidad a la estación de la ITV y un lugar de estacionamiento de camiones.

El Ministerio de Medio Ambiente no la considera representativa de la calidad del aire del concejo, pero no se puede retirar por cuestiones legales. El número de veces de superaciones de los valores medios diarios supera lo permitido por la legislación. Hasta que no se encuentre por debajo, seguirá ahí.

La estación de Llaranes es fundamental para la vigilancia de ArcelorMittal, sobre todo las baterías de cok. De ahí que sea la única que registre el benceno y otros hidrocarburos.

Llano Ponte, aunque también es una estación urbana, está marcada por un tráfico concentrado muy intenso de entrada y salida de la ciudad, por lo que es menos representativa del aire urbano que los registros de la plaza de La Guitarra.

La plaza de La Guitarra registra dióxido de azufre, monóxido de carbono, ozono, monóxido de nitrógeno y partículas PM10. Las cuatro descienden en sus medidas anuales desde 2004 a 2015.

La mayor rebaja es la de PM10, que se reducen en 48,84% al pasar de 54,25 microgramos por metro cúbico en 2004 a 27,75 en 2015. Es una evolución muy significativa, toda vez que en 2004 se encontraba con una media anual diez microgramos por encima de lo permitido y 2015 lo cerró más cerca de los 20 microgramos recomendados por la OMS que de los 40 fijados por la legislación española y que la Unión Europea quiere cumplir para 2020. En esta tendencia, la plaza de La Guitarra comenzó a cumplir los límites legales en el año 2009.

Aunque ello no evita que se produzcan momentos puntuales de superación de las medias diarias. En 2015, fueron ocho, cuando el Real Decreto 102/2011 fija el límite de 35. En 2004, la cifra había sido de 127. Como se ve, un cambio notable.

Las mediciones de dióxido de azufre de la plaza de la Guitarra registraron una media anual de 13,16 microgramos en 2004 cuando la media anual establecida por el Real Decreto 102/2011 es de 20, al igual que los criterios de la Organización Mundial de la Salud. En 2015, el registro fue de 4,08.

El descenso de monóxido de carbono es menor, al pasar de 0,6 microgramos a 0,5. También se reducen los óxidos de nitrógeno y los registros del ozono.

La estación del Matadero es la que viene ofreciendo peores datos, sobre todo en las partículas en suspensión. Sin embargo, la perspectiva temporal evidencia una reducción significativa. En 2004, contabilizó una media anual 70,16 microgramos por metro cúbico, treinta más de los permitidos, y 204 superaciones de la media de 24 horas. Once años después, contabiliza una bajada de la media anual del 33,81% y queda en 46,41 microgramos por metro cúbico. Es decir, sólo seis microgramos por encima de lo exigido por la ley. De igual manera, el número de superaciones ha bajado hasta 106, aunque ello no evita que siga siendo alto.

Cambios en el Matadero

Otra reducción significativa es la del dióxido de azufre. Uno de sus principales emisores en la comarca es Asturiana de Zinc (AZSA), empresa situada al lado de la estación. De ahí que cabe pensar que sea el principal foco contaminante.

En 2004, se registró una media anual de 30,66 microgramos por metro cúbico de dióxido de azufre. Es una cifra alta, ya que la media anual es de 20. Además, este contaminante es muy irritante y más peligroso para la salud que las partículas en suspensión. Al año siguiente, la media anual se redujo a la mitad para marcar 15,83 microgramos.

A partir de ahí, la tendencia ha sido de reducción año tras año. No se puede olvidar que, en este periodo, AZSA batió récords anuales de producción. Por lo que, si se considera que es su mayor foco, también tiene el mérito de reducir las emisiones hasta alcanzar en 2015 una media de 12,81 microgramos, lo que representa un descenso del 17,85% desde 2004. En esta tendencia hubo años negros, como 2009, con un registro anual de 21,25, pero también excelentes, como 2006 con diez microgramos. La proximidad de la ITV es el factor que puede explicar la reducción más lenta de los dióxidos de nitrógeno.

La cercanía de las baterías de cok explica la importancia de la estación de Llaranes para registrar la evolución del benceno. Desde 2007, primer año con registro, siempre estuvo lejos de la media anual de 5 microgramos, pero sus oscilaciones e incremento (en 2015 alcanzó una media de 2,5) justifica la preocupación del Principado.

Las PM10 también han descendido en Llaranes, pasando de 45,25 microgramos en 2004 a 30,08 en 2015. De igual manera, el número de superaciones de las medias diarias se ha reducido, pasando de 52 en 2004 a seis en 2015.

La importancia del tráfico en los registros de Llano Ponte explica las altas cifras de dióxido de nitrógeno que, en 2004, alcanzó una media anual de 49,41 microgramos por encima del límite legal de 40. El pasado año se marcaron 39,83, si bien en el periodo hay cifras mejores como los 32,83 de 2014.

Las partículas en suspensión también se han reducido, como en el resto de estaciones urbanas. La media anual en 2004 era de 41,66. Las cifras fueron adversas hasta 2009, cuando se registraron 56,83 microgramos de media anual. A partir de ahí, se redujeron hasta los 32,83 del pasado año, lo que representa una reducción del 21,19%.

Partículas PM10

Es la sustancia contaminante que más preocupa a la Administración en Avilés y, sin embargo, es una cuyo origen se debe a causas humanas, pero también naturales. En el estudio dirigido por Xavier Querol en 2013 para el Instituto de Diagnóstico Ambiental del Instituto de Salud Carlos III se explica claramente al recoger el origen de las PM 10 que llegan a la estación de la plaza de La Guitarra.

Motores de vehículos, actividad industrial, aviones del aeropuerto, calefacciones, o los graneles del puerto son algunas de las causas artificiales, que generan las partículas. En el caso de Avilés, algunos elementos llevan una firma principal, aunque no la única. Sucede, por ejemplo, con el benceno, cuya principal fuente son las baterías de cok, pero también se registra en las emisiones de los motores de los coches.

No es el único caso de un contaminante con un origen evidente. Asturiana de Zinc es una de las principales emisoras de dióxido de azufre en la comarca, igual que ArcelorMittal emite dióxido de carbono y monóxido de carbono.

Pero también aparecen otras de carácter natural. Y son las más numerosas, ya que pueden representar hasta el 80% de las partículas presentes en el aire.

La cercanía del mar

El oleaje de la costa genera bruma que porta sal y que termina depositada en los medidores que sólo registran todas las partículas, no discriminan si son contaminantes o no. Es lo que se denomina «aerosol marino» y, según recuerda Querol, «su presencia es constante a lo largo del año». Un simple paseo por Salinas permite observar la bruma sobre la playa y que incrementa los índices de este contaminante.

La arena natural es otra causa de las PM 10. La bahía de Salinas es una fuente principal, pero no la única. En toda España, el Ministerio de Medio Ambiente reconoce el fenómeno de la «intrusión de polvo africano» y que, cuando se produce, incrementa las mediciones de este contaminante en todas las partículas.

Tal es así que, en el registro anual del número de superaciones de los máximos diarios permitidos, se permite descontar hasta seis superaciones si éstas coinciden con jornadas en las que se ha declarado una «intrusión de polvo africano».

También la naturaleza influye en los contaminantes creados por el hombre. La oxidación del óxido nítrico genera dióxido de nitrógeno y la propia radiación solar incrementa el ozono en las capas bajas.

Y no se puede olvidar la repercusión del clima, hasta el punto de que el Principado quiere incluir en el tercer plan de calidad ambiental a técnicos de la Agencia Estatal de Metereología. Discernir los elementos naturales de los artificiales es una de las inquietudes de los técnicos ya que, en la actualidad, las sondas sólo registran las partículas en suspensión, sin poder diferenciar su origen.

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